En la antigua Roma consagraron el laurel al dios Apolo y con él se coronaban en tiempos pasados a todos los emperadores romanos. También los vencedores de cualquier contienda lucían orgullosos sobre sus sienes las hojas de laurel entrelazadas. Laurel significaba VICTORIA.
Aunque todo esto nos quede lejos, sí es cierto que el Laurel ha vencido en numerosas batallas...de salud.
El laurel es un excelente tónico estomacal y carminativo (elimina los gases).
Beber las hojas en infusión le harán olvidar una digestión difícil.
Echadas con el agua de haberlas hervido, en una bañera de agua calentita, le eliminarán el cansancio y le harán dormir bien.
Meter los pies en una infusión de laurel le servirá para contrarestar el sudor y el olor.
Maceradas las hojas en aceite, le ayudará a aliviar las hemorroides.
Y esa misma maceración puede usarla para friccionar y aliviar así contusiones y dolores reumáticos.
Vaya rápido a comprar hojas de laurel...que no sabe lo que se está perdiendo.
Bueno...y reserve algunas hojitas para paellas, carnes y salsas, hombre.
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