miércoles, 15 de junio de 2011

LAS ALITAS DE POLLO

Ya llega el veranito y con él las barbacoas.


Cuando yo era jovencita, los chorizos, las chuletas y las sardinas, eran alimentos "básicos" en una barbacoa. Eso, claro está, si no se optaba por preparar un arroz caldoso que añadía a los aromas propios, un saborcillo a campo que le aportaba el romero que se quemaba entre la leña.


Pero ahora, no sé si por influencia americana, a la gente le gusta preparar alitas de pollo asadas.


Recuerdo, que hace tiempo, las alitas de pollo se desechaban en las carnicerías. De hecho, las regalaban para dárselas a los perros.


Incluso, se publicó una alerta sanitaria en Italia, que recuerdo armó mucho revuelo.


Resulta que en una empresa de pollos congelados, los empleados, en su mayoría inmigrantes, se llevaban a sus casas las alitas de pollo desechadas, y así ahorrar en comida.


Pues bien, empezaron a manifestar unos trastornos curiosos : todos presentaban un aumento de peso y lo que es peor , a los hombres les crecían los pechos de forma alarmante .


Estudiados los casos, se descubrió que sufrían un trastorno hormonal severo y que era debido a la ingesta de alitas.


Parece ser que en la piel del pollo ( y la zona de alitas es solo piel y grasa) se acumulan todas las sustancias químicas que se le dan al pollo para el engorde, y entre ellas sustancias hay hormonas.


Supongo que desde entonces los operarios de aquella empresa habrán dejado de consumir alitas de forma compulsiva... o se habrán comprado sujetadores de la talla 90...vaya usted a saber.
Las costumbres han cambiado y ahora comer alitas de pollo no es "cosa de pobres" sino todo lo contrario.Resultan más caras que los muslitos.
Para mí que algún listo se hizo rico con la moda.
En fín, que tengan ustedes unas felices barbacoas, a ser posible SIN alitas de pollo

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